José Ramos Bosmediano, miembro investigador de la Red Social para la Escuela Pública en América, ex Secretario General del SUTEP
Este trabajo es un resumen de la exposición que sobre el mismo tema abordamos en el evento pedagógico organizado por la UGEL de la Provincia de 2 de Mayo, en su capital La Unión, Región de Huanuco. Las dos referencias básicas que hemos tenido en cuenta son, el primer lugar, el libro de UNESCO, "La educación encierra un tesoro" (Barcelona, 2005) y, en segundo lugar, "Los sistemas educativos europeos, ¿crisis o transformación?", editado por Fundación La Caixa (Barcelona, 2005). A diferencia de ambos textos, hemos tratado de establecer las diferencias correspondientes que existen entre los problemas educativos de Europa y los de América Latina, pero también dejar sentadas las características comunes de lo que se denomina la "crisis mundial de la educación".
INTRODUCCIÓN: UNA VISION CIENTÍFICA DE LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA
La educación es uno de los grandes fenómenos sociales que el desarrollo histórico de la humanidad ha hecho posible. Como todo hecho social y humano, es una realidad compleja que ha merecido múltiples enfoques, que han derivado en tantas concepciones que muchas veces devienen en puntos de vista contradictorios sobre el mismo fenómeno. Así, la más generalizada concepción de la educación la relaciona con el deseo "innato" de las personas a perfeccionarse permanentemente, casi como una tendencia impuesta por fuerzas desconocidas o divinas, misteriosas. Desde esta concepción, la educación consigue su dinamismo y su orientación superior en los mandatos religiosos, o por menos en la relación que debe existir entre Dios y los hombres, llevando a configurar una pedagogía subordinada a la moral religiosa. No es muy urgente señalar que esta concepción haya tenido más fuerza en aquellos momentos históricos que, como la Edad Media, han elevado a la religión a la cima de los valores culturales que la historia ha producido.
La concepción científica que se ha venido construyendo sobre la educación se relaciona con las etapas del desarrollo de la humanidad, desde la época primitiva o del "comunismo primitivo" o simplemente "comunidad primitiva, hasta las épocas de las sociedades clasistas, desde el esclavismo hasta el capitalismo, con algunas formaciones económico –sociales intermedias o de transición de una formación social a otra en proceso de desarrollo. Es ésta una concepción que toma como base la historia humana, las condiciones económicas y sociales que el hombre ha creado en su proceso de desarrollo de lo primitivo a lo civilizatorio. Las condiciones económicas y sociales constituyen la base de toda sociedad que hacen posible relaciones entre los hombres en las sociedades clasistas. A esas condiciones económicas y sociales se las denomina la base económica de la sociedad, o la infraestructura social, de donde derivan ciertas y determinadas relaciones de producción o de propiedad, como las relaciones de cooperación en la sociedad sin clases o de la comunidad primitiva, o de desigualdad o explotación en las sociedades clasistas.
Sobre la base económica de la sociedad, se eleva la superestructura de ésta, constituida por el conjunto de ideas, creencias, costumbres, formas de pensamiento científico y religioso, la ética y la moral, el arte, la cultura y la educación. Estas manifestaciones superestructurales aparecen como si brotaran de otros mundos, como formas que nada tienen que ver con la producción económica con la circulación de la riqueza. Pero rápidamente podemos darnos cuenta de que, por ejemplo, para dedicarse al arte exclusivamente, necesitamos que de alguna manera se nos garantice nuestra supervivencia, es decir, ciertas condiciones económicas que nos permitan subsistir sin mayores problemas, sin morirnos de hambre; en este sentido, un artista plástico no podría continuar con su trabajo artístico si no logra vender sus obras. Todo esto vale también para la ciencia, para la política, para el derecho, etc. Los elementos de la superestructura se desarrollan en relación estrecha con la formación económica de la sociedad. A un determinado tipo de economía, corresponde un determinado tipo de pensamiento filosófico, pedagógico, científico, aplicando también la relación a las costumbres y las religiones, las normas éticas y los comportamientos morales.
La educación, como manifestación específica de la base económica de la sociedad, es decir como parte de la superestructura, le corresponde configurarse como parte de cada formación económica y social, siendo diferente en cada etapa, por ejemplo, una educación correspondiente a la época primitiva, otra diferente para el la del esclavismo, siguiendo con la época del medioevo y, naturalmente, diferente a la educación y a la pedagogía que deriva del capitalismo. En cada época histórica la educación ha tenido su propio contenido, sus propios fines y hasta su propio proceso didáctico, y ha correspondido también a los objetivos de las clases que han dominado la sociedad, desde el Estado y desde el poder económico. Esta relación de subordinación de la educación respecto de la economía, conduce a señalar que la educación no es un fenómeno independiente, sino un epifenómeno, cuya naturaleza depende de la base económica y social de la cual emana y a la cual corresponde. Esta dependencia no impide que la educación influya sobre la base a través de su capacidad de generar nuevos elementos culturales en contradicción con las viejas manifestaciones del sistema imperante, como ocurrió durante los siglos XVII y XVIII en Europa, cuando las nuevas ideas científicas y filosóficas se convirtieron en elementos de la educación moderna que se enfrentaba a la decadente educación feudal, convirtiéndose la nueva educación en instrumento de propagando y agitación de las revoluciones europeas, particularmente de la revolución francesa. A esta capacidad que tiene la educación de influir sobre la base se denomina autonomía relativa de la superestructura, en este caso, autonomía relativa de la educación. La relación de dependencia de la educación respecto de la base económica no es, pues, mecánica, sino dialéctica: es determinada por la base pero revierte su acción sobre ésta. En esta relación mutual radica la importancia de la educación para influir en los procesos de cambio y transformación de las sociedades.
La educación como fenómeno social es también objeto de estudio, es decir de reflexión sobre ella, buscando su perfeccionamiento, su desarrollo científico para que cada día se perfeccione más el acto de educar. Para eso ha surgido la Pedagogía, ciencia de la educación que es una creación del mundo moderno, antecedida por la educación que forma parte de la realidad. Sobre esta parte de la realidad, la realidad educativa, reflexiona la Pedagogía, ciencia que se estructura entre los siglos XVII y XIX, sobre todo en el siglo XVIII, siglo de la Ilustración y el Iluminismo, de la Revolución Francesa y de la creación de la educación pública gratuita y universal, siglo de la creación de la profesión docente. La Pedagogía se origina como teoría sobre la educación orientada a sistematizar normas de la enseñanza de acuerdo con las nuevas necesidades del desarrollo del capitalismo y de los intereses dela burguesía triunfante frente al poder feudal y su educación conservadora y elitista; en consecuencia, la nueva ciencia de la educación tenía que nutrirse de la filosofía racionalista, del humanismo racionalista que se consolidó en el siglo XVII, cuyas tendencias enciclopedistas e intelectualistas siguen ejerciendo fuerte influencia en los sistemas educativos actuales. De manera que la Pedagogía no esta al margen de los intereses de las clases, en este caso, el de la Pedagogía Humanista Racionalista, que significó un avance frente a las ideas educativas de los siglos precedentes. Posteriormente, la burguesía fue estructurando mejor su teoría pedagógica, especialmente con la intervención de la iglesia católica, que fue configurando una Pedagogía Cristiana que hoy por hoy mantiene su hegemonía en gran parte del mundo occidental, especialmente en América Latina. Cuando el capitalismo adquiere su desarrollo imperialista y tiene necesidad de formar ciudadanos y profesionales que sirvan a su espíritu de dominación mundial a través del capital financiero e industrial, creó, en EEUU, una pedagogía denominada "de la acción", sobre la base de la filosofía pragmatista: la Pedagogía Pragmatista que durante todo el siglo XX se desarrolló en distintas corrientes y tendencias, llegando hasta la actualidad con las teorías educativas neoliberales. Sin embargo, ante el desarrollo de las pedagogías burguesas, cuyas tres escuelas hemos mencionado, las clases oprimidas han reaccionado a través de acciones e ideas de carácter educativo, dando paso a la creación de una Pedagogía Socialista, orientada por la teoría del socialismo científico de Carlos Marx y Federico Engels, por lo que también se le denomina Pedagogía Marxista, desarrollada y llevada a la práctica, de manera aún limitada, desde el siglo XX, y desarrollada con apreciable eficacia en la Cuba actual, desde 1959. En general, hay diversas orientaciones de la pedagogía que buscan superar las limitaciones de las pedagogías burguesas, por lo que se habla de corrientes y tendencias de educación popular, al servicio de las clases oprimidas y de la transformación de las sociedades injustas que impiden a las grandes mayorías el desarrollo de sus potencialidades humanas, individual y colectivamente.
Si es verdad que la educación y la pedagogía no tienen la suficiente capacidad para cambiar las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales, por su independencia relativa pueden coadyuvar con el cambio social, contribuyendo a formar la conciencia para ese cambio, dotando a los niños y jóvenes de las nuevas orientaciones del pensamiento, revolucionando la forma de ver el mundo natural y social, como ha ocurrido, por ejemplo, con el pensamiento de José Carlos Mariátegui, de José Martí y de los grandes pedagogos que han dotado a la pedagogía científica de nuevos elementos conceptuales. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que todo cambio social, en lo fundamental, sólo puede darse a partir de los cambios estructurales en lo económico y social, siendo lo político el elemento dinámico para la acción transformadora de los hombres. La pedagogía y la acción educadora apoyan, coadyuvan, promueven, pero no deciden en última instancia las transformaciones sociales. Mientras las clases dominantes mantienen su hegemonía económica, social, política y cultural, la educación y la pedagogía están al servicio de ese dominio, por cuya razón excluyen de sus política educativas toda propuesta transformadora, toda idea renovadora, y solamente promueven las "novedades" que sirven para apuntalar su dominio cultural y educativo, como viene ocurriendo hoy con el neoliberalismo y sus políticas privatizadoras, amén de sus teorías constructivistas de la competencia.
LA CRISIS MUNDIAL DE LA EDUCACIÓN
No hay ningún estudio serio sobre la educación y la pedagogía actuales que no mencionen el hecho real de la crisis de la educación en el mundo. Pero la mayoría de esos estudios se refieren a esa crisis como si brotara de la propia educación, del desempeño de los maestros y hasta de la escasa introducción en la escuela de los nuevos aportes de la tecnología de las comunicaciones. Lo que ocurre es que la mayoría de los "críticos" de la educación actual soslayan la realidad de la crisis mundial del sistema dominante, es decir, de la crisis del sistema capitalista que ha convertido a la globalización en un instrumento de dominio de una minoría de capitalistas sobre la gran mayoría de la humanidad, como lo comprueban los propios organismos internacionales de la ONU, el PNUD, la OIT y la CEPAL en América Latina, organismos que año tras año miden el índice de desarrollo humano, comprobando que la pobreza no disminuye, el analfabetismo se mantiene, las desigualdades sociales y culturales avanzan incluso en aquellos países de mayor desarrollo económico.
Para hablar de la crisis de la educación es de gran importancia situarla en el contexto en el que se origina y se desarrolla. El contexto define esa crisis educativa, un contexto mundial de crisis y los contextos nacionales relativos a cada sistema educativo en crisis. Evidentemente que no todas las crisis educativas se dan de la misma manera en cada continente o en cada país. Los países desarrollados tienen en su crisis educativas determinados elementos que no se reproducen en los países subdesarrollados o "emergentes", como hoy los denominan para atenuar su situación de atraso respecto a los primeros. A la crisis mundial que se vive, corresponde una crisis de sus instituciones, como es el caso de la educación.
Para comprender mejor las características de la crisis mundial de la educación diferenciaremos dos escenarios: el de Europa desarrollada y demás países que están en ese nivel, como EEUU, Japón y los llamados "tigres asiáticos", por un lado; y los países latinoamericanos, acompañados por los demás países atrasados del mundo actual, exceptuando a Cuba cuya educación tiene un desarrollo diferente y superior. No negamos que hay elementos comunes en ambos mundos educativos, como se podrá notar cuando enumeremos las características correspondientes, pero esa presencia no debe hacernos perder de vistas las evidentes diferencias entre una y otra realidad.
Para el mundo desarrollado, los investigadores consideran por lo menos siete elementos que definen la crisis desajustes in ternos y externos de los sistemas educativos, definidos como la no correspondencia entre los elementos del sistema, de tal de la educación en ese escenario. En primer lugar, están los desajustes internos y externos de los sistemas educativos, de manera que su funcionamiento no es coherente con las nuevas necesidades de una buena educación ("de calidad") debido a la desarticulación de los elementos de los sistemas educativos imperantes; habiendo llevado a los europeos de la UE una reforma educativa que duró 10 años, de 1984 a 1994, cuyos frutos no son los que se esperaban. En segundo lugar, se pone en discusión el papel de la escuela como factor exclusivo para el proceso educativo, pues hay que considerar que cada vez más tienen presencia otros factores como la educación a distancia, la educación virtual, las formas no escolarizadas, llegando a formular la tesis de la "sociedad educadora" . En tercer lugar están los limitados rendimientos escolares de los sistemas educativos más avanzados, revelados por las mediciones PISA, que ponen en cuestión el valor de las políticas educativas desarrolladas. En cuarto lugar se menciona la escasa correspondencia o adaptación de los sistemas educativos a los sistemas productivos, lo que significa que el producto de la escuela no sirve mucho para las necesidades de la producción industrial y de servicios de las economías modernas. En quinto lugar se presentan los problemas de las grandes migraciones hacia los países europeos desarrollados, que imponen nuevas formas de enfrentar las necesidades educativas de las minorías migrantes, con sus propias costumbres, su propia lengua, su cultura y su necesidad de adaptación a un nuevo habitat, por lo tanto, creando la necesidad de nuevas escuelas y de nuevos maestros. En sexto lugar hay que mencionar la presencia de nuevos elementos tecnológicos que deben ser introducidos al proceso enseñanza-aprendizaje, suponiendo la urgencia de capacitación a los docentes y de grandes inversiones para dotar a las escuelas de nuevos artefactos que faciliten el aprendizaje. Y un sétimo elemento es la presencia de fenómenos extraescolares contrarios a la educación que se pretende dar a los niños, adolescentes y jóvenes: el uso de drogas, la violencia que se introduce a la escuela, la presencia de religiones fundamentalistas que chocan con la educación laica imperante en Europa, el racismo, en lo fundamental. Nosotros podríamos agregar un elemento que los estudiantes del movimiento de Mayo de 1968 señalaron como el leiv motivo de su rebelión en Francia y Alemania como epicentros de aquella lucha mundial de los estudiantes, la falta de nuevos ideales para las nuevas generaciones, de nuevos motivos de vivir la vida, que el sistema capitalista parace no ser ya capaz de ofrecer, como parte de la crisis de valores que vive el mundo actual, como lo ha señalado el escritor argentino Ernesto Sábato en sus obras La resistencia y Antes del fin.
En cuanto a la crisis de la educación en América Latina y el resto de los países subdesarrollados, no es difícil considerar cinco elementos básicos. Primero, una herencia educativa colonial que ha marcado todo el desarrollo educativo "independiente" o republicano, herencia histórica y estructural que definen las crisis de sus sistemas educativos, lo que hace difícil resolver los problemas si no se acaba con esa herencia colonial que impide dar el paso decisivo para una verdadera modernización de la educación; dicha herencia se ha entrelazado con los sistemas de dominación imperialista sobre los países, produciendo una crisis educativa más compleja y de difícil comprensión y tratamiento. Segundo, las estructuras económicas y sociales atrasadas que los países, que condicionan sistemas educativos que funcionan al margen de las necesidades de las grandes mayorías oprimidas, dando origen a una educación para las élites y otra para el pueblo, con grandes contradicciones, siendo la principal la que se da entre la educación oficial conservadora y las aspiraciones educativas de las clases populares. En tercer lugar a estos países ha ingresado, desde los años 80, el neoliberalismo y sus políticas de mayor dominación económica y cultural, desnacionalizando más los países y creando nuevas condiciones culturales para mantener y profundizar la dominación a través de sus reformas educativas privatizadoras y pragmatistas. En cuarto lugar, especialmente en América Latina se han dado reformas educativas al margen de las realidades de cada país, con esquemas y teorías ajenas, que han fracasado desde el siglo XLX hasta la actualidad, como viene ocurriendo con las reformas neoliberales en sus diversas versiones y etapas.
La definición resumida de la crisis educativa actual no es suficiente para entender toda la problemática que enfrentamos los maestros, pero sí nos puede servir para fijar con mayor precisión los retos actuales de la educación.
RETOS DE LA EDUCACIÓN ACTUAL
Es decir, los desafíos que se presentan para cambiar la orientación, el funcionamiento y las estructuras educativas actuales. Aquí también podemos hacer distinciones entre los sistemas educativos del mundo desarrollado y los de los países atrasados.
Para lo que denominamos "primer mundo", se menciona la diversidad de culturas y formas de pensamiento presentes en cada uno de esos país, que ponen a la escuela frente a la necesidad de la interculturalidad en el proceso de la educación. Se indica también la existencia del eurocentrismo y la xenofobia, comportamientos y formas de pensar que rechazan a los demás por el color de la piel, por el "grado de desarrollo" y hasta por la nacionalidad. Otro reto constituyen las desigualdades sociales que influyen en la acción educativa en las escuelas y que están aumentando, como que, por ejemplo, en EEUU hay 47 millones de personas que no tienen seguro de salud, lo que significa una grave limitación para la asistencia normal a la escuela. También está el fenómeno migratorio que se convierte en un grave desafío para la planificación de la educación por los estados, con presupuesto incluido en momentos en que el neoliberalismo pretende recortar más los presupuestos para la educación, la salud y la seguridad social. Un serio reto es lo que se puede llamar "caducidad curricular", es decir, la obsolescencia de muchos contenidos curriculares que deben replantearse o sustituirse por otros para que la educación actual se adapte a las nuevas condiciones de la actual revolución científica y tecnológica. Todos estos retos no han tenido, hasta hoy, respuestas adecuadas, pese a que el propio Bill Clinton, en EEUU, estableció un plan educativo para el siglo XXI.
En cuanto a la América Latina y los demás países pobres, los retos son tan numerosos que sería imposible, por el espacio que tenemos, de ocuparnos de todos ellos y con cierta extensión. Lo primero que surge es la existencia de una educación antidemocrática que impide consolidar una enseñanza pública gratuita y universal. Está la dominación cultural que subordina nuestra educación a las necesidades de la educación de los países desarrollados. También la subordinación científica y tecnológica que nos impide desarrollar una enseñanza encaminada a crear ciencia y tecnología para el desarrollo de nuestros países. Una grado elevado de analfabetismo absoluto y el analfabetismo funcional, a lo que hay que agregar el analfabetismo del atraso científico. Las malas condiciones financieras, agravadas por las políticas neoliberales que sitúan en el primer lugar de las obligaciones del Estado el pago de la deuda externa. El centralismo económico y político, que restringe la importancia del desarrollo educativo del campo y del interior de los países. La existencia de un perfil deteriorado de los docentes, especialmente de los de la escuela pública, que deriva en una percepción social de desprecio hacia los maestros, con una tendencia la desprofesionalización de la carrera docente, que contrasta con los perfiles ideales que se vienen formulando, dándose la contradicción entre lo real y lo ideal. El papel nefasto de los medios de comunicación y las relaciones sociales sobre lo que la escuela pretende desarrollar, contradicción entre la educación formal y la no formal, que contradice, a su vez, la denominada "sociedad educadora" que promueven los pedagogos idealistas sin plantearse el cambio de las condiciones sociales para una buena educación. La presencia de la crisis de la familia, especialmente su pobreza y su disgregación que conduce al abandono moral y cultural a millones de niños y adolescentes, abandono que la escuela no puede suplir, incluyendo en este rubro el trabajo infantil, obstáculo principal para la asistencia normal a la escuela. Finalmente, la pobreza social que atenta contra todo esfuerzo que pueda hacer la escuela en los países pobres.
LAS PERSPECTIVAS
Planteamos como punto de inflexión el cambio en las sociedades actuales. Ningún cambio educativo podrá ser sustancial y significativo sin que se hayan producido transformaciones profundas en los sistemas económicos y sociales de los países, incluyendo a los países más desarrollados, pero con más urgencia en los países subdesarrollados. Esta perspectiva es la tendencia más importante en el mundo actual.
También hay que producir, en la medida en que sea posible, cambios en las escuelas. Uno de ellos, la actualización permanente de los maestros bajo el impulso del Estado y de un proceso planificado, sistemático, integral y permanente, con un sistema de supervisión para el mejoramiento del desempeño docente. Un cambio en la dirección de las escuelas, que dé eficacia a la administración y relaciones democráticas al proceso de su desarrollo, evitando las jerarquías autoritarias de ciertos estamentos directrices. Una administración estatal democrática de toda la estructura educativa, que combine la descentralización de funciones con la planificación nacional centralizada, de tal manera que se produzca un proceso de un sistema educativo nacional y no la disgregación que pretende el neoliberalismo para desligarse de sus responsabilidades financieras y laborales. El replanteamiento de los contenidos curriculares que no desvirtúen el valor científico de los conocimientos y la capacitación tecnológica de las nuevas generaciones en concordancia con las necesidades nacionales y regionales del desarrollo. La creación de una metodología educativa y de estrategias de enseñanza-aprendizaje basadas en el elemento activo como eje y en la orientación de estudio-trabajo como unidad de teoría y práctica. La introducción de las redes electrónicas a la escuela y a las aulas, en forma gradual y con una concepción de medio y no de fin, así como la dotación a las escuelas de los elementos científicos, tecnológicos de información para el estudio. Establecimiento de nuevas relaciones entre el tiempo del aprendizaje, el trabajo y el ocio (recreación). Establecer nuevas relaciones entre los medios de comunicación de masas y las necesidades de la enseñanza-aprendizaje, entre lo escolarizado y lo no escolarizado, considerando como principal lo escolarizado y como complementario lo no escolarizado.
Las perspectivas para un cambio en la educación son buenas desde un punto del desarrollo científico y tecnológico, pero también desde las expectativas de los pueblos que buscan mejorar su situación cultural, espiritual: pero las limitaciones también son enormes por la existencia de sistemas sociales injustos y por la presencia dominante y hegemónica del proyecto neoliberal que se opone a toda transformación de las actuales condiciones de desigualdad entre los hombres y los países. Esta contradicción está en el fondo de los problemas actuales.
La Unión, Huanuco, julio del 2005
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