miércoles, 8 de agosto de 2012

EVALUACIÓN DOCENTE

Un texto preliminar sobre la evaluación docente.  Se requiere un trabajo más sistemático para comprender mejor este problema planteado por el gobierno aprista a los maestros peruanos y su gremio, el SUTEP.

 

1.   Hay, desde la década de los 90 en el Perú, dos propuestas de evaluación docente.  La primera, considerada en la Ley del Profesorado 24029, su modificación por Ley 25212 y su Reglamento DS 019-ED-90, considera los conceptos de la integralidad, la continuidad (evaluación permanente), la sistematicidad, y los objetivos de formación y ascenso de niveles; contemplando los aspectos de desempeño profesional, tiempo de servicios, relaciones con la comunidad, estudios postprofesionales, méritos conseguidos por el docente (premios, publicaciones, etc.) y, si fuera necesario, una prueba de conocimientos pedagógicos y de especialidad.  Cómo implementar esta evaluación, no es cosa difícil, pero tiene que ser una aplicación profesional y no improvisada.  Es increíble que siendo los maestros del SUTEP quienes hemos luchado (1984, 1989 y 1990) para la discusión y aprobación de las leyes mencionadas, seamos acusados de oponernos a toda evaluación, asusación de los neoliberales que desde el fujimorismo vienen engañando a quienes no conocen lo que ha ocurrido.  Que no se haya aplicado la mencionada evaluación es responsabilidad de los administradores de la educación; y no lo han hecho porque no les conviene el ascenso de niveles, pues eso conduce a incrementar el presupuesto de la educación y a remunerar mejor a los maestros para que su función sea absolutamente educativa y no dispersada en otras ocupaciones para comprar más panes y remendar sus viejos zapatos.  Los maestros defendemos, pues, una evaluación pedagógica, científica, del trabajo docente, como en los países desarrollados.  La otra evaluación es la neoliberal, no pedagógica sino externa, pues no lo hacen los espeacialistas sino entidadaes ajenas al Ministerio de Educación, "operadores logísticos" y no supervisones de la educación; evaluación externa y ligada a los parámetros del Banco Mundial y su afán por disminuir la carga presupuestal en salarios docentes; evaluación que busca generar entre los maestros la competencia individualista y segregarlos en supuestos niveles de "buenos maestros" y "maestros incompetentes", leguaje muy utilizados por los gonfaloneros de la educación privada y de la privatización de la educación, que pontifican calidad sin tenerlo.  Esta es la evaluación a la que siempre nos hemos opuestos los maestros del SUTEP.  Este deslinde se dio contra los intentos del fujimorismo de evaluar a los maestros para despedirlos y desprestigiarlos mendiante la aplicación de pruebas especialmente confeccionadas para no ser resueltas por la mayoría de los maestros, lo que también sucedería si aplicamos evaluaciones similares a otros profesionales. Este deslinde, entre la evaluación pedagógica y la evaluación neoliberal ha estado ausente en estos meses de "tira y afloja" en el marco de una agresiva campaña contra los "incompetentes" maestros.

 

2.   La tendencia básica de los maestros de todo el país y de la gran mayorìa de bases provinciales y regionales, fue la del rechazo a la evaluación.  Esto es inobjetable, pero el respeto a la dirección nacional del Sutep y sus negociaciones con el gobierno atenuó esa disposición a la lucha contra el engendro neoliberal.  Neutralizó también el deslinde ideológico-pedagógico contra los "expertos" y "especialistas" que pretenden destruir la profesión docente para convertir a los maestros en profesionales de un mercado libre que alimente trabajadores docentes a bajo precio para la educación privada y también para la abandonada educación pública.  Aquí está el quid de los afanes de elementos como el Ministro de Educación e Ingeniero Industrial que sabe de educación lo que le da para adeministrar esa empresa llamada "Universidad San Martín de Porres", o el sionista Leon Trhatemberg, cuya adhesión a la reforma educativa del fujimorismo y su tesis privatizadora fue desenmascarada en la década de los 90, pero que hoy, fortalecido por su presencia en RPP, esa adhesión, sibilina entonces, se ha convertido en ardiente militancia. 

 

3.   La tendencia creciente al rechazo hizo que fracasaran las evaluaciones del 18 y del 20.  Calculando ese fracaso, algunos periódicos empezaron a decir que aun cuando no se presenten todos los maestros e incluso la mayoría, la evaluación tendría un valor muestral, jugando con palabras como verdaderos ignorantes.  La táctica del gobierno fue, primero, amagar negociaciones para ablandar al SUTEP; luego, endulzar la evaluación mediante la RM 736 y la Directiva 177; pero su máquina neoliberal caminaba por todo el país.  La Universidad que se prestó al negocio de los 20 y tantos millones de monedas que paga el pueblo no pudo contener la proclividad a la corrupción que campea en las altas esferas del poder.  Su "prestigio" se ha derrumbado y el gobierno de Alan Garacía ha demostrado que no sirve ni para aplicar una prueba a los maestros.  Lo curioso es que algunos dirigentes siguen hablando de buscar coincidencias para que la evluación sea provechosa, sin plantear la alternativa de la evaluación pedagógica que siempre ha exigido y defendido el SUTEP.

 

4.   El fracaso de la evaluación neoliberal de los días 18 y 20 es temporal, transitoria, pues el gobierno, como dice el Ingeniero Industrial Chang, "tiene que hacerlo" el día ocho de enero.  Claro, para él y sus asesores es de vida o muerte.  Un fracaso el ocho le devolvería a su rectorado privado.  Aunque, desde un punto de vista de la ética política, de la cual casi todos los que detentan el poder hablan, el Ministro ya debió de haber renunciado y, con él, toda su cohorte de incapaces, comenzando por Idel Vexel, que el día del fracaso publica un artículo sobre el deporte escolar, hablando de las niñas tarapotinas cuyo triunfo sudamerica no es pertecece a ningún esfuerzo del MED, sino a los padres de familia que pagan a un profesor de Educación Física para preparar a las deportista de Voley en el Colegio "Ofelia Velásquez" de esta ciudad de Tarapoto dese donce estoy escribiendo este texto.  No. ¡Qué van a renunciar!   Para salvar su pellejo culpan a los maestros del SUTEP del asalto para quitar las pruebas.  ¿Quién podría creer esta mentira más grande que el terno del Presidaente Alan Garcìa?

 

5.  Como tigre herido, el gobierno ha salido a amenazar e insultar al SUTEP y a los maestros, secundado por el fujimorismo con Martha Hildebrant y la inefable propagandista de la pena de muerte para los violadores de menores, del PPC-UN, de cuyo nombre no quiero acordarme.  Es un honor para los maestros que una fujimorista nos insulte de "incapaces", esa oportunista política que en la década del 70 se convirtió en ayayera del velasquismo y luego, como si su memoria y su comprensión de los fenómenos políticos tuvieran la consistencia de un corcho, se conviertiera en ferviente militante del gobierno más corrupto y repugnante de la historia republicana del Perú.  ¡Qué hasco!  Con razó su hermano César le ha dicho y has escrito sobre ella lo que le correspondía.  A las andanadas antimagisteriales se une el encallecido parlamentario aprista Jorge del Castillo, cuyos pies están en el Perù pero su espíritu en Estados Unidos, a donde viaja frecuentemente para visitar a su familia.  Como decía don Manuel González Prada, nuestros políticos sólo tienen de peruano su Partida de Nacimiento, pero su espíritu está fuera el Perú.  ¡Feliz Navidad en Miami, don Jorge del Castillo, "defenssor del pueblo" y "gran antimperialista".  

 

6.   No queda otro camino que hacer fracasar la evaluación neoliberal y levantar la evaluación pedagógica de los docentes peruanos.  ¡Manos a la obra!

 

Un abrazo de

 

José Ramos Bosmediano, ex Secretario General del SUTEP.

 21-12-2006

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